domingo, agosto 27, 2006

El Principito

Ayer a la noche leí -creo que por primera vez- "El Principito", uno de los libros más serios que pueda haber.
Recuerden la frase de Friedrich Wilhelm Nietzsche:
"La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con que jugaba cuando era niño".

Lo esencial es invisible a los ojos.
Do you feel it?

El que lea (o re-lea) esa magistral obra de Antoine de Saint-Exupéry tendrá una merecida recompensa: una que no esperaba, si lee con seriedad aunque sea unas pocas oraciones.

Eso, apuesten por eso.

Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. 18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 25)

Apuesten todo lo que tienen que esté relacionado con eso, porquer sino, lo perderán para siempre.

OM

Bhurbhuvas Suvaha;

Thath Savitur Varenyam

Bhargo Devasya Dhimahi

Dhiyo yo nah prachodayath

[Agregado el 10/09/2006]
Tiene que ver con todo eso del apostar lo que se tiene que está en relación con esa voz tranquilizadora que llega desde adentro (voz que en algunos "lugares" le llaman "corazón") una frase que escuché del gran filósofo Atahualpa Yupanqui, que ahora veo que son de una estrofa de un poema de Antonio Machado:
Moneda que está en la mano
quizá se deba guardar;
la monedita del alma
se pierde si no se da.