viernes, septiembre 23, 2005

¿Quién es el que se hace la pregunta?

Una vez me pasó que estaba muy movido mentalmente, a cuasa de problemas emocionales. Había estado toda la tarde siendo por un lado pura confusión y por otro sentía como que tenía que estar triste (lo cual de alguna manera aumentaba la confusión, pues tristeza había pero no era lo que llenaba en esos momentos mi sentir). Una niña amiga mía de 4 años se daba cuenta de que yo estaba mal, y me invitaba a jugar -me gustaba mucho jugar con ella, siempre es posible aprender algo cuando se juega con un niño, tratando de no usar la cabeza de la manera en que lo hacemos habitualmente-, pero yo me negaba a jugar.
Me fui a mi casa, me recosté sobre el piso de mi dormitorio y traté de ver qué me pasaba. Pero seguía muy confuso. Así que me fui a recostar unos minutos, para esperar a que llegara Darío, un amigo con el que estábamos preparando un video en la compu (para un taller sobre la película "Matrix").
Llega Darío y nos ponemos a trabajar, yo seguía sintiéndome confuso. Ahora recuerdo algo más: yo me estaba haciendo algunas preguntas en toda esa confusión (la más viva era: "¿vale la pena seguir vivo?"). En un momento Darío me dice algo, y eso que dijo es como si me hubieran tirado un balde con agua fría. Unos minutos después de seguir trabajando, y hablando un poco, me repitió la frase: "...dicen que llega un momento en el que uno tiene que ver quién es el que se hace la pregunta". Boooom, flash, tiempo congelado, se me sacudió con eso toda mi mente y quedó paralizada. "Tiempo congelado" apareció en mi libre asociación, tiempo congelado es lo que pasó: podía ver cómo todo ocurría en cámara lenta, cómo en cada cosa que pasaba desde esa frase, estaba yo presente de una manera tal como si un segundo real duraran 3 segundos míos.
Guau, palo y a la bolsa, otro aprendizaje que me llegaba, ¡y de qué manera!.

Así que hay veces en las que algo que nos dice otro nos puede hacer vibrar todo nuestro cuerpo mental (¿por qué no hablar de cuerpo mental, de la mente como un cuerpo?) y sacarnos de nuestro imago para retornarnos a la realidad. Claro que hay que tener mucho cuidado cuando uno se comunica con otro, cuidado en lo que uno va a decir, en cómo la va a decir, con qué intenciones lo va a decir. Cuidado, mucho cuidado porque al otro, al que escucha, eso que decimos lo afecta -para bien o para mal-. Así que hay una gran responsabilidad al decir algo -aquí quisiera recordar que "Ser responsable" significa "Tener la capacidad para responder"-, algunos dicen "estate atento, pues quizás aquello que digas a alguien puede ser lo último que esa persona escuche en su vida" [tal podría ser el caso de alguien que está mal y piensa en suicidarse, y en ese caso si lo que decimos lo afecta negativamente puede pasar...] esto nos puede provocar cierto sentimiento de recelo a hablar con otro o, en un caso extremo, nos puede llegar a dejar en un estado de permanente miedo a hablar con el otro. Creo que muy pero muy pocas personas tienen cuidado al decir lo que dicen, la mayoría dice sin pensar. Entonces lo que nos queda es tratar de ir aumentando nuestra sensibilidad a medida que vamos comunicándonos con los demás, para que gracias a esa nueva manera de percibir las cosas (que es la sensibilidad en aumento) podamos responder de una manera adecuada a lo que la realidad nos plantea. Nos pueden ayudar mucho, como siempre, el ser flexibles en nuestras ideas, el tener la capacidad para la introspección -estas dos tiene relación directa con la capacidad de ser autocrítico-, el sentir afecto por el otro (o los otros), la solidaridad, el compañerismo.
Claro que tener -o poder usar- esas capacidades no es fácil, somos por lo general egoístas, rehuímos de nosotros mismos, sostenemos con fuerza nuestras ideas, cuando estamos enojados nada queremos saber con el afecto y la solidaridad para con el otro. Pero todas estas dificultades son algo a las que hay que aprender a sortear, y en la medida que lo vayamos haciendo vamos a ir reforzando las virtudes, vamos a ir aumentando nuestra capacidad para responder a lo que acontece.
¿Que cómo se hace eso? Cuando empezamos a aprender a nadar a veces es bueno que nos tiren al agua. O sea: hay que entrar ahí, porque sólo ahí se aprende. No se aprende mirando desde acá el ahí y tratando de teorizar o de ver las dificultades que hay en el ahí.

Sigamos adelante, con conciencia...
Diego.

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